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Redes sociales: el quinto poder

February 9, 2011

De la misma manera que la prensa se fraguó durante la Revolución Francesa el apelativo de “cuarto poder” por su influencia en la vida política y social, las redes sociales se erigen como un quinto poder en las modernas revoluciones del mundo árabe. De Irán a Marruecos la ciberdisidencia toma las calles, pero la verdadera capacidad democratizadora de internet aún está por ver.

Las revueltas en el norte de África, que han forzado la salida del presidente tunecino Ben Ali y situado al egipcio Hosni Mubarak al borde del abismo, se extienden a la velocidad del ADSL por todo el mundo árabe. En Yemen, Jordania, Argelia o Marruecos los jóvenes se sirven de las nuevas tecnologías como medios de expresión y de convocatoria, mientras los gobiernos se apresuran en bloquear internet y los servicios de telefonía móvil.

Los medios de comunicación occidentales se hacen eco estos días del papel clave de las redes sociales en las revueltas en el norte de África y Oriente Medio. Este rasgo es llamativo teniendo en cuenta la escasa penetración de internet en algunos de estos países, pero no es algo inédito. Tras las elecciones presidenciales de Irán en 2009, las irregularidades durante los comicios fueron denunciadas masivamente a través del weblogistán –la blogosfera persa- y de Twitter configurando un auténtico movimiento de protesta que desembocó en la Revolución Verde y dejó decenas de fallecidos tras de sí. Aunque las manifestaciones de junio de 2009 en Irán no consiguieron su objetivo – la renuncia de Ahmadineyad y el acceso a la presidencia del reformista Musavi- también se vertebraron en gran medida a través del ciberespacio.

Más allá de coincidencias anecdóticas, como que el epicentro de las protestas en Teherán fuera el Parque de la Libertad y en El Cairo sea la Plaza de la Liberación, ambas revueltas tienen importantes rasgos en común. Dos terceras partes de los habitantes de Irán y Egipto son menores de treinta años, lo que supone que la gran mayoría de la población nació después de que se instaurara el régimen de los la Ayatolás y de que Hosni Mubarak llegara al poder.

El alejamiento entre población y gobernantes es aún mayor en las ciudades, donde la juventud tiene acceso a nuevas tecnologías de la información y medios de comunicación no oficiales a través de internet. El 35% de los iraníes acceden con regularidad a la red, lo que dado el peso demográfico del país, ha convertido a la República Islámica en la principal potencia online de Oriente Medio. Además, los internautas persas son muy activos en blogging y microblogging (Twitter): con 700.000 bitácoras, Irán es el tercer país con más blogueros de todo el mundo y el farsi está entre las 10 lenguas más usadas en internet.

Tomar conciencia a través de internet

Egipto y Túnez están aún muy por detrás de Irán en lo que a utilización de la red se refiere (el 26 y el 33 por ciento de la población maneja internet respectivamente), pero la naturaleza joven y urbana de las protestas también ha supuesto una gran difusión de éstas a través del ciberespacio. Además- y esto es común a todos los países donde se han registrado revueltas- los regímenes no han conseguido perfeccionar la censura online tanto como la de los medios de comunicación tradicionales. La única manera de evitar que la información venga y vaya a través del cableado de fibra óptica es apagando internet por completo, algo que hizo Egipto hace pocas semanas y que supuso una acción sin precedentes en la historia de la red.

Por otro lado, el hecho de que internet en los países del norte de África y Oriente Medio no esté muy extendido también puede favorecer la adhesión a las protestas a través de las redes sociales. Mientras los correos electrónicos y perfiles de Facebook de los internautas occidentales se encuentran saturados de llamamientos a manifestaciones, reivindicaciones sociales y recogidas de firmas, este fenómeno es nuevo en el mundo árabe.

En cualquier caso, las nuevas tecnologías no son las causantes de los movimientos sociales que sacuden el mundo árabe. Décadas de tiranía, injusticia y explotación están detrás de este despertar. Las redes sociales, la telefonía móvil y la televisión por satélite – las emisiones de Al Yasira han sido muy poderosas en la expansión de las protestas – son los canales a través de los cuales los ciudadanos han tomado conciencia de que, como Ben Ali, otros autócratas pueden caer.

Estas nuevas formas de comunicación han catalizado las protestas haciendo posible que miles de ciudadanos se manifiesten sin seguir a ningún líder ni bajo bandera alguna. Lo genuino de estas redes es que son capaces de poner en marcha movimientos cien por cien populares, sin un centro de organización declarado. A partir de ahí, el seguimiento en las calles marca la diferencia.

María Gallar Sánchez

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